Cultura de masas: el cine critica a los totalitarismos


Con la aparición de los medios de masas como la radio, el cine y más tarde la televisión, se abrieron posibilidades propagandísticas inimaginables hasta la fecha. Ya se habían utilizado los carteles como un medio muy visual durante la I Guerra Mundial, pero el sonido y la imagen podían calar de forma más profunda, lo que pronto fue utilizado por los totalitarismos y por el comunismo, y por supuesto desde la gran potencia cinematográfica: Estados Unidos. Aquí mostramos dos ejemplo.
El primero es un alegato antibelicista de "El gran dictador" (1940) , película de Charles Chaplin en la que este realiza una sátira del fascismo. Un barbero resulta ser el doble exacto del dictador de Tomania, Hynkel. Este fomenta el antisemitismo entre la población distrayendo su atención de las graves dificultades económicas del país. Hynkel toma la decisión de invadir Austerlich a pesar de los problemas que ello representa, y en una escaramuza disfrazada de cacería de patos, Hynkel es confundido con el barbero, que toma la identidad del dictador. Hacia el final de la cinta, el doble del dictador ofrece un discurso de paz antitético con respecto a la doctrina de odio y devastación que desplegaba aquel tirano. Aquí os lo trascribo:
«Realmente lo siento, pero no aspiro a ser emperador. Eso no es para mí. No pretendo regentar, ni conquistar nada de nada. Me gustaría ayudar en lo posible a cristianos y judíos, negros y blancos. Todos tenemos el deseo de ayudarnos mutuamente. La gente civilizada es así. […] No queremos despreciarnos y odiarnos mutuamente. […] El camino de la vida puede ser libre y magnífico, pero hemos perdido ese camino. La voracidad ha envenenado el alma de los hombres, ha rodeado el mundo con un círculo de odio y nos ha hecho entrar marcando el paso de la oca en la miseria y en la sangre. […] En este mismo momento mi voz alcanza a millones de seres a través del mundo, a millones de hombres, de mujeres, de niños, desesperados, víctimas de un sistema que lleva a los hombres a torturar y encarcelar a los inocentes. A los que pueden oírme les digo: “No desesperéis”. […] El odio de los hombres pasará, y los dictadores perecerán, y el poder que han usurpado al pueblo volverá al pueblo. ¡Y mientras existan hombres que sepan morir, la libertad no podrá perecer! […] Luchemos por un nuevo mundo, un mundo limpio que ofrezca a todos la posibilidad de trabajar, que dé a la juventud un porvenir y resguarde a los ancianos de la necesidad. Prometiendo estas cosas, gente ambiciosa se ha hecho con el poder. Pero ¡han mentido! No han mantenido sus promesas, ¡ni las mantendrán jamás! Los dictadores […] esclavizan al pueblo. […] Combatamos ahora por liberar al mundo, por abolir las barreras entre las naciones, por terminar con la rapacidad, el odio y la intolerancia. Luchemos por un mundo edificado sobre la razón, por un mundo en el que la ciencia y el progreso conduzcan a la felicidad universal. […] En nombre de la democracia unámonos».
El segundo vídeo es un curioso corto de la Disney en el que el pato Donald nos sirve de ejemplo visual sobre algunas cosas que hemos estudiado del nazismo, como la militarización del trabajo y la vida, la industria armamentística y el culto al líder.

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